jueves, 2 de marzo de 2017

¡¡El pecador y yo!!




Es una expresión que usan, todos aquellos que se creen justos y santos que ya no cometen pecado, así como este personaje del cual vamos a compartir.


Lamentablemente, hay muchas personas que se creen demasiado justas o santas  y empiezan a menospreciar a otros, que están luchando, con algún tipo de vicio o pecado, que no los deja avanzar en la vida, o simplemente no pueden alcanzar la consagración a la cual quieren llegar para agradar a Dios; lo único que necesitan estas personas, es a alguien que les comprenda, los guíe y les dé la ayuda que están buscando, para lograr salir del lugar donde se encuentran. Veamos el caso  de la parábola del fariseo y el publicano.
Lucas 18:9-14.
9A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: 10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.


Vemos la belleza y la profundidad de esta parábola, que nos menciona nuestro Señor Jesús, para enseñarnos el valor que tienen las almas, para no menospreciar a nuestro prójimo y caer en altivez de corazón, ya que si se hace una comparación entre los dos, el fariseo creía que era más justo, santo y no pecaba, pero el publicano, estaba siendo sincero delante de Dios, le mostraba la realidad de su corazón contrito y arrepentido por no estar haciendo lo que Dios pide.


Espero en Dios que si alguno ha caído en la situación del fariseo, se arrepienta, le pida perdón a nuestro Eterno, ya que ese tipo de personas no le agradan a Dios, aunque se auto llaman cristianos; si usted verdaderamente es cristiano, cuídese de no caer en el grupo de los fariseos, que se creen justos y menospreciaban a los demás; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.


Bendiciones.
Pastor, Luis Molina.
“MCDD” Una iglesia para toda la familia.

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