La parábola de los tres talentos, es muy conocida en miles de cristianos en todo el mundo y en toda lengua y en todo lugar.
Esta nos habla refiriéndose a los talentos que se nos pueden dar. Pero el hecho de darnos algo no es simplemente para tenerlos guardados, por ejemplo: Si alguien le regaló un automóvil, le garantizo que no es para que lo tenga guardado en un garaje, o guardado en algún estacionamiento muy bien cubierto, para que nadie lo vea, ¡no de ninguna manera!, al menos si a mi me lo regalan, inmediatamente lo empezaré a usar regularmente para cuando lo necesite; Así mismo son los talentos que se nos han dado.
Veamos exactamente en el libro de Mateo 25.
Mateo 25:14-30.
14Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.
15A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.
16Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos.
17Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos.
18Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.
19Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.
20Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos.
21Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
22Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.
23Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
24Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;
25por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.
26Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.
27Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.
28Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.
29Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
30Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Después de leer esta porción, de las sagradas escrituras, espero piense y se haga la pregunta ¿Estoy usando los talentos que Dios me ha dado, o los tengo enterrados, como el siervo negligente.
No espere más y ponga a funcionar los talentos que Dios le ha dado para que los use con forme la voluntad de Dios.
Bendiciones.
Pastor, Luis Molina.
“MCDD” Una iglesia para toda la familia.
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