viernes, 15 de abril de 2016

¡Hombre que paso 3 días en el vientre de un gran pez!



¿Podrías creer esta historia?, de un hombre que estuvo por tres días en el vientre de un gran pez y no murió.

Creo que es algo increíble; en lo personal pienso que es imposible ya que los asidos del sistema digestivo de los peces, deshace los alimentos y creo que nadie sin aire bajo de agua, resiste por 3 días, o sea 72 horas sin oxigeno y bajo de las corrientes del mar, dentro del vientre de un pez como le paso a este hombre.

Las sagradas escrituras siempre me sorprenden con cosas tan tremendas e interesantes, difíciles de creer, que si no les ponemos atención, simplemente son historia; pero cuando te detienes y te haces ciertas preguntas, y buscamos las respuestas, vemos que en realidad para nosotros, son imposibles, pero nunca imposibles para Dios.

¿Quien es ese hombre de esta verdadera historia?, su nombre es Jonás, que fue uno de los profetas que Dios uso aquí en la tierra para llevar malas noticias al pueblo de Nínive, veamos que nos dicen las sagradas escrituras a respecto en el libro de
Jonás:1:17.

Jonás 1:17
Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches.

La pregunta es: ¿Por qué le paso esto a Jonás? Y la respuesta es fácil, ¡Por desobediente!

Te invito a que leas el libro de Jonás que esta en la biblia, ahí encontraras toda la historia de Jonás, un profeta que fue enviado por Dios para dar la mala noticia de que ¡si no se arrepentían de sus pecados!, destruiría la gran ciudad de Nínive, pero este profeta no le obedeció a Dios y salió huyendo en un barco, el cual se estaba hundiendo y Jonás reconoció que por causa de el, el barco se estaba hundiendo y fue lanzado por los marineros al mar, donde lo esperaba un gran pez que se lo trago.
Se ve muy dramático y nos podemos preguntar que casualidad; pero vemos que cuando Dios quiere hacer algo con alguien, usara cualquier medio para hacer su voluntad, se oponga quien se oponga, así es que cual es la reflexión de este día.

Es mejor que seamos obedientes a Dios, y hagamos lo que nos manda a hacer, porque de lo contrario el usara cualquier método en nuestra vida para que hagamos lo que Dios dice, o nos veremos en circunstancias como en las que paso Jonás. Seamos obedientes a Dios y hagamos su voluntad, no rebeldes como Jonás, que después dentro del vientre del pez clamo a Dios y en su infinita misericordia lo escucho y el pez lo vomito en la playa, fue hasta ahí que Jonás le obedeció a Dios para ir a dar la advertencia al pueblo de Nínive que si no se arrepentían destruiría el pueblo junto con sus habitantes, cosa que no hizo ya que se arrepintieron y ese pueblo se salvo y no fue destruido.

Seamos obedientes al llamado de Dios y no nos resistamos para hacer su voluntad.

Bendiciones.
Aposto y Pastor Luis Molina.

“MCDD” Una iglesia para toda la familia.

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