lunes, 15 de julio de 2019

Estoy muerto.


Estoy muerto.
     El día de hoy deseo con todo mi ser: Dios derrame bendiciones, abundante vida salud y prosperidad, sobre sus vidas en el nombre de Jesús.
     El ciclo de todo ser viviente en la tierra es: Nacer, crecer, reproducirse y morir: Así también, como nace o muere una hormiga o un elefante, así mismo, también, le pasa a los hombres y las mujeres, sean niños, adultos o ancianos: Así es, el ciclo natural de todo ser viviente. Pero: ¿Sabía usted que los hombres y mujeres que han recibido a Jesucristo y viven en Él, ¡no mueren!?
Nicodemo el fariseo; le hizo una a pregunta a Jesús y le respondió lo siguiente:
San Juan 3:3-5
3- Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4- Nicodemos le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5- Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 
     Esto quiere decir  que para nacer tiene que morir. El apóstol Pablo lo vuelve a confirmar.
Gálatas 2:20.
20- Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
     El hombre y la mujer que entregan su vida a Jesucristo recibiéndolo como su redentor y salvador, ¡Nunca morirán!. Siempre y cuando permanezcan en Jesús hasta que sea arrebatado o cuando regrese en su segunda venida.
     Vale la pena mencionar, que nosotros como humanos tenemos esa gran oportunidad, que Jesús entregó su vida por nosotros, y somos los únicos que podemos escoger por vivir eternamente o morir.
     Si usted no lo ha hecho, aproveche este día y no espere mas, en el nombre de Jesús, luego pase la voz a su familia y guíelos para que tengan vida eterna.
Bendiciones.
Pastor, Luis Molina.
MCDD. Una iglesia para toda la familia, para exaltar y adorar a nuestro Dios Todopoderoso.

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